Los seres humanos estamos precondicionados a consumir historias. Nos resultan irresistibles. Al fin y al cabo son instrumentos que nos permiten resumir, recordar y compartir la realidad. Pero la realidad es rebelde y desordenada por naturaleza. Por eso las historias necesariamente acaban corrompiendo la misma verdad que pretenden contener.
En la era de la comunicacion online en la que las historias viajan mas rapido y mas lejos que nunca es especialmente importante ser conscientes de ello. Por eso no nos podemos dejar engañar asignando a las historias el valor de la verdad. Todas las historias sacrifican verdades para ser historias. Incluida esta que te acabo de contar.